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Los nidos de quebrantahuesos, “museos naturales” que conservan siglos de historia ecológica y humana

Los nidos de quebrantahuesos, “museos naturales” que conservan siglos de historia ecológica y humana

Madrid, 15 sep (EFEverde).- Los nidos de quebrantahuesos (Gypaetus barbatus) no solo son refugios para la reproducción de estas rapaces, sino también auténticos “museos” de historia capaces de conservar restos ecológicos, culturales y humanos a lo largo de los siglos como una flecha de ballesta o restos de una sandalia del siglo XIII, según confirma un estudio liderado por el Grupo de Investigación en Ecología y Gestión de Fauna Silvestre del IREC (CSIC, UCLM, JCCM), con la colaboración de la Universidad de Cantabria y la Universidad de Granada.

El trabajo revela que el material acumulado en los nidos, utilizado y reutilizado durante siglos, no solo aporta información sobre la dieta de esta especie amenazada, sino que también constituye una fuente única para comprender la historia biocultural de los territorios donde anidó.

El quebrantahuesos, el único buitre osteófago de Europa —su dieta se basa en el consumo de huesos—, cuenta hoy con apenas 309 parejas reproductoras en el continente, lo que lo convierte en una especie de gran valor ecológico y científico.

Estratigrafía en los nidos

Los investigadores se plantearon una pregunta clave: ¿qué secretos esconden los materiales que conforman los nidos de grandes rapaces? Para responderla, aplicaron un enfoque estratigráfico similar al arqueológico, analizando capas de restos acumulados a lo largo del tiempo en los nidos y datándolos mediante carbono-14 (C-14).

Entre 2008 y 2014 se examinaron más de 50 nidos históricos en el sur de España, donde la especie se extinguió hace entre 70 y 130 años. De ellos, 12 fueron estudiados en detalle, recuperando un total de 2.483 restos: desde fragmentos óseos hasta objetos antropogénicos.

La mayoría de los vestigios correspondían a huesos (2.117), evidencia directa de su dieta, junto con fragmentos de cáscara de huevo (43), indicativos de procesos reproductivos. Pero lo más llamativo fue el hallazgo de 226 objetos de origen humano (9,1% del total), entre ellos fibras vegetales, cuero, tejidos y hasta armas antiguas.

De sandalias medievales a una flecha de ballesta

El inventario de objetos recogidos por los quebrantahuesos en sus nidos incluyó elementos como una honda de esparto, un fragmento de cestería, cuero de oveja pintado con líneas rojas y, sorprendentemente, una flecha de ballesta. Estas piezas, probablemente recogidas de presas o del entorno humano cercano, fueron reutilizadas como material de construcción de los nidos.

Las dataciones por C-14 revelaron la antigüedad excepcional de algunos de estos objetos: una sandalia de esparto datada en el siglo XIII (hace 674 años), fragmentos de cuero pintados con ocre del siglo XIV y restos de cestería del siglo XVIII. Estos hallazgos confirman que algunos nidos fueron ocupados durante más de cinco siglos.

Los científicos subrayan que estos elementos tienen un gran valor etnográfico y cultural, comparables a los materiales hallados en cuevas neolíticas cercanas, donde se documenta el uso de fibras vegetales en la Península Ibérica desde hace 12.000 años.

el quebrantahuesos Aquilón. Archivo EFE/Pedro Puente Hoyos
Claves para la conservación del quebrantahuesos

Además de su interés histórico, los nidos de quebrantahuesos permiten reconstruir la historia ecológica de los ecosistemas mediterráneos. Los restos óseos de ungulados ofrecen información sobre la abundancia de fauna silvestre y doméstica en distintas épocas, así como sobre las interacciones entre animales y comunidades humanas.

Los fragmentos de cáscaras de huevo preservados durante siglos abren la puerta a estudios toxicológicos comparativos, fundamentales para entender el impacto de pesticidas y contaminantes en la extinción local de la especie y en su posible recuperación.

En este sentido, los autores destacan el valor del quebrantahuesos como bioindicador a largo plazo y como agente tafonómico, un comportamiento también documentado en otras rapaces como el alimoche.

Archivos bioculturales

El estudio concluye que los nidos de quebrantahuesos son archivos bioculturales de enorme valor científico. Resguardados en cuevas y abrigos rocosos, sus condiciones microclimáticas permiten conservar en excelente estado huesos, fibras vegetales y objetos humanos durante siglos.

De este modo, la investigación abre una nueva vía interdisciplinar para comprender la coevolución de ecosistemas y sociedades humanas, la evolución de las prácticas culturales y los cambios en la biodiversidad.

Los científicos insisten en que este conocimiento no solo enriquece la historia natural y cultural de la especie, sino que además ofrece herramientas valiosas para la conservación del quebrantahuesos en Europa, donde su recuperación sigue siendo un reto clave para la biodiversidad.

efeverde

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